domingo, 16 de diciembre de 2007

Yehá, el Sultán y las mulas


Un día quiso el Sultán reírse de Yehá. Le rogó venir a Palacio y acompañarle a dar un paseo en mula. El Sultán, para ridiculizar a Yehá, había mandado cortar el labio superior de la mula que le estaba destinada. Yehá fue a la cuadra antes de reunirse con el Sultán y se apercibió de la que estaba preparado. Entonces cortó la cola de la mula del Sultán y le puso alquitrán en la herida. En el momento de subir en las mulas, Yehá fingió no darse cuenta de la mutilación de su montura. Cuando iban de camino se volvió el Sultán hacia Yehá, que respetuosamente trotaba detrás de su Señor, y le dijo: –¡Oh, Yehá!, ¿por qué se ríe tu mula? –Señor, respondió Yehá, se ríe de ver que la vuestra no tiene cola. El Sultán comprobó que, en efecto, su mula no tenía cola y que había sido ridiculizado a los ojos de los paseantes. Se apresuró a dar media vuelta y entrar en palacio.”